Muchas veces, al llegar a casa, necesitamos relajarnos y desconectar de los quehaceres diarios dejando fuera los problemas y la energía negativa del ambiente. Las lámparas de sal son muy útiles para eso, entre otras cosas ya que protegen el hogar del estrés y de la energía tóxica del exterior. Estas lámparas se crean a partir de una piedra de sal mineral en la que se introduce una lámpara incandescente.
También es muy beneficioso el uso de portavelas creados con piedras de sal ya que tienen las mismas propiedades que las lámparas.
Todas las lámparas de sal son únicas en color y forma ya que las piedras que se usan son naturales y, por tanto, diferentes entre sí. Gracias a las propiedades ópticas del mineral, la piedra se ilumina en su totalidad. Esta debe ser de sal mineral y no de sal marina pues esta suele estar contaminada.
Las piedras de sal usadas para hacer las lámparas tienen su origen paralelo al de la Tierra. Se empezaron a formar hace unos 250 millones de años cuando los mares primarios cubrían la superficie del planeta. Para que te hagas una idea, el hombre apareció hace aproximadamente 2 millones de años. El sol hizo que el agua de las zonas menos profundas se evaporara quedando solo la sal en forma de cristales. Poco a poco, el viento los fue cubriendo de polvo y tierra. Con el movimiento de las placas tectónicas estos cristales de sal quedaron tapados por rocas que se fueron acumulando a lo largo de los siglos. Por eso, hoy se extrae la sal de minas situados a gran profundidad. Esta sal natural cristalizada es sal pura pues no ha estado en contacto con otros materiales.
Origen de las lámparas de sal
Las piedras de sal usadas para fabricar las lámparas de sal o de cristal de sal son de diversos tipos y se diferencian en color, luminosidad y conformación estética. Dependiendo de la clase de piedra se usa una técnica de corte o forma de trabajo con diferentes características. Entre los tipos de sal que se usa están las sales de litio, selenita, halita, colpa común blanca, roja o amarilla. Las rocas de sal se transforman en lámparas a través de un proceso de tallado y pulido que comenzó como una técnica artesanal en el norte de Chile. Primero usando las piedras en su estado natural, lo que se conoce como sal nativa. Chile es el principal productor de cloruro de sodio o sal gema además de poseer grandes reservas. Aunque la reserva más grande de sal en el mundo está en Bolivia en el salar de Uyuni.
Una lámpara de cristal de sal además de ser un bello objeto decorativo contribuye a liberar los espacios de energía negativa por lo que reduce la crispación y el malestar del ambiente. Ayuda también a reducir el estrés de los ocupantes del espacio. Sus efectos beneficiosos se notan sobre todo en ambientes cerrados, como en casa o en la oficina, donde ayudan a superar problemas como la falta de concentración, el cansancio, la somnolencia y las dificultades respiratorias.
Cómo funcionan
Las lámparas de sal son un ionizador natural, capaz de reequilibrar los niveles energéticos pues emiten iones negativos. La energía eléctrica está compuesta de iones positivos y negativos. Un ión es una molécula electrónicamente cargada compuesta de oxígeno. Un ión positivo en el aire es una molécula que ha perdido sus electrones por la contaminación atmosférica. Una correcta ionización del aire, es decir libre de iones positivos y con iones negativos presentes es muy beneficiosa para la salud física y mental. La sal de estas lámparas reacciona con el agua presente en el aire y esto añadido al calor generado hace que se liberen pequeñas cantidades de iones negativos de sodio y cloruro que se esparcen por la habitación. Estos iones negativos se pegan a los positivos aportándoles los electrones que han perdido. Así equilibran el ambiente y las funciones vitales del organismo. En otras palabras, los átomos que han perdido el protón lo adquieren nuevamente equilibrando las moléculas de oxígeno que son las que mantienen vivas nuestras células.
En la actualidad existen multitud de fuentes de iones positivos, sobre todo en las ciudades, por lo que la mayor parte de espacios sufren un desequilibrio eléctrico. La calefacción, los sistemas de enfriamiento, las televisiones y las radios, los ordenadores, los móviles y hasta el humo de los cigarros son grandes productores de iones positivos. Y son, en parte, la razón del deterioro de nuestro bienestar físico y emocional. Puedes comprobarlo personalmente. Si vives en un piso en una ciudad, ve un día a la montaña, a un gran bosque o a una granja en el campo, verás cómo tu estado de ánimo cambia y te sientes menos agobiado. Esto es porque en esos lugares hay una alta concentración de iones negativos.
La calidad del aire es esencial para la salud y bienestar de todos los seres vivos. No sólo nos mantiene vivos, sino que también permite que las funciones cerebrales se desarrollen correctamente por lo que, con más iones negativos se piensa con más claridad y se descansa mejor lo que contribuye a estar más sanos.
Qué lámparas escoger
Como ya he comentado, las lámparas de sal son únicas pues se crean artesanalmente. Además, pueden usarse diferentes tipos de sal por lo que hay que saber cuál es la que nos puede ir mejor dependiendo de lo que necesitemos. El tamaño y el color son las dos variables a tener en cuenta en el momento de adquirir una de estas lámparas. Cuanto más grande sea la habitación donde se vaya a colocar la lámpara, más grande tiene que ser la lámpara. El color también es importante. La sal gema obtiene sus tonos del hierro (rojo) o del magnesio (amarillo). La lámpara de color amarillo es apropiada para personas agotadas por el trabajo y con insuficiencia funcional de las arterias. El rojo, por su parte, es el color descongestionante por excelencia. Las lámparas de color blanco son muy relajantes y estimulantes de la creatividad, mientras que las naranjas eliminan la melancolía, las preocupaciones y los bloqueos mentales.
Para limpiar tu lámpara no la sumerjas en agua ni le pases un trapo húmedo pues la sal se disolvería. Por el mismo motivo no las dejes mucho tiempo al aire libre, al lado de una ventana abierta o en una habitación húmeda. Mantenla lejos de fuentes de agua y de plantas que riegues frecuentemente. Si se te mojara déjala encendida hasta que se seque. Si quieres limpiarla pásale un paño seco o un cepillo suave.
Meditación con lámparas de cristal de sal
Además de limpiar y purificar el aire, las lámparas de sal se usan en tratamientos de relajación pues las luces que emiten son muy cálidas y fomentan una atmósfera adecuada para la meditación.
Busca un espacio donde puedas relajarte durante unos 20 minutos. Esta meditación puedes hacerla sentado en una silla o en el suelo. Siéntate con la espalda recta, enciende tu lámpara de sal, y ponla delante de ti. Centra tu mirada en la luz de la lámpara y olvídate de lo que te rodea. Deja que la luz penetre en tu cuerpo y tu mente. Cierra los ojos e intenta sentir el calor de la lámpara en el pecho. Deja que la luz te invada y nótala en el plexo solar y el abdomen. Abre los ojos de vez en cuando para que la luz te llegue al interior. Podrás sentir como llega hasta tus brazos y piernas extendiéndose por los dedos de pies y manos. Deja ahora que la luz suba a tu nuca y disfruta de la sensación de sentirte lleno de luz. Es momento de que empieces a pensar en las personas con las que te gustaría compartir ese momento. Lentamente, nota cómo la luz empieza a difuminarse en tu interior. Abre los ojos y sigue con la mirada fija en la luz aún unos instantes.