La triqueta, pese a ser uno de los símbolos celtas más antiguos, ha sido reinterpretada a lo largo de la historia. En un principio, para los celtas representaba la vida, la muerte y la reencarnación. Aunque también hacía referencia a lo físico, mental y espiritual.
Por su parte, los druidas la utilizaban para sanar, bendecir y propiciar fertilidad tanto a hombres como a mujeres, es por ello que se conoce a la triqueta como un símbolo celta de maternidad. No obstante, los druidas también usaban la triqueta para invocar a la muerte. Asimismo, este símbolo celta también representa las tres grandes fuerzas de la naturaleza: la tierra, el agua y el aire.
Más tarde, la triqueta fue adaptada por la iglesia para representar la santa trinidad, es decir: el Padre, el hijo y el espíritu santo, despojándolo así de toda alusión a la feminidad.
Posteriormente, la triqueta fue adquirida por la inquisición y las cruzadas y se convirtió en un símbolo satánico, ya que empezaron a perseguir y a quemar en la hoguera a todo aquel que utilizase este símbolo en rituales paganos o se hiciese llamar a sí mismo druida.
Hoy en día, es tradición que los hombres regalen una joya con una triqueta a su pareja, en representación de las tres promesas de una relación: amar, honrar y proteger.