Uno de los problemas que más nos preocupan a los seres humanos son los que tienen que ver con el corazón. El amor o el desamor pueden trastornar tu vida en cualquier momento y hacerte sufrir mucho. Por eso los rituales y hechizos relacionados con el amor son los más populares y demandados. Entre ellos los que despiertan más curiosidad por su naturaleza peligrosa son los amarres.
Este tipo de ritual tiene muchos partidarios y también muchos detractores porque supone el uso de la magia en contra, de la voluntad de la persona a la que se le hace el amarre. Eso hace que este tipo de rituales sean considerados de magia negra pues busca doblegar la personalidad de alguien y someterlo a la voluntad del mago. Esa es la razón por la que muchos hechiceros se niegan a realizar amarres y advierten de las consecuencias adversas de realizarlos. Para otros expertos aunque los amarres tengan efectos adversos merece la pena realizarlos pues se consigue lo que uno desea.
Es muy común encontrarse en Internet con personas dispuestas a realizar amarres sin considerar la parte negativa de ellos. Hay que tener cuidado porque no cualquiera puede hacer este tipo de hechizos y hay que tener claro que pueden perjudicarte más de lo que te beneficiarán. La magia se rige por varias leyes y una de ellas es la del triple retorno que dice que lo que le hagas a otra persona te volverá a ti por triplicado. Y los amarres no sólo traen amor al amarrado sino también una pérdida de su voluntad.
Los hechizos de amarre tienen su origen en la santería y son rituales muy antiguos. Los más comunes se realizan cuando una pareja está atravesando por una separación o un distanciamiento.
Qué es un amarre
Los amarres son hechizos que se utilizan para impedir el abandono de alguien por quien se siente afecto o bien para atraer a una persona a la que se ama pero que no nos corresponde. Son trabajos mágicos por los que se intenta unir a dos personas bajo un sentimiento común, generalmente al margen de la voluntad de uno de ellos e incluso en contra de esta. Para poder realizar un amarre es indispensable que exista un vínculo entre la persona que hace el amarre y el que debe ser amarrado. No es necesario, aunque sí recomendable, que el vínculo sea de amor de pareja. También puede amarrarse a personas que tengan una relación de amistad, compañerismo o que simplemente sean conocidos.
Componentes del amarre
Los amarres tienen dos componentes principales, uno energético y otro espiritual. Energéticamente, un amarre redirigirá la energía que se concentra entre los dos chakras del centro del pecho, que son los relacionados con los asuntos amorosos y sentimentales. Así toda la energía de las personas implicadas en el amarre se dedicará a resolver la situación sentimental. Descuidándose el resto de áreas de la vida. Al realizarse este sellamiento energético, la energía deja de fluir bien por la persona provocando una separación total de sus sentimientos con lo que le rodea.
En un principio este sellamiento consigue que la persona amarrada se sienta muy unida al que le hace el amarre pero con el tiempo aparecen desajustes muy graves en el organismo. Estos acarrean problemas físicos que generan enfermedades y que, a su vez, altera el equilibrio mental de la persona amarrada. El amarrado se sentirá alienado de su propio pensamiento. Perderá madurez y cordura y aumentará su obstinación y mal comportamiento.
El amarrado no será el único que sufra las consecuencias energéticas del amarre. La persona que hace el amarre también verá cómo su deseo por la otra persona se convierte en obsesión haciendo peligrar su cordura, lo que le acarreará problemas de toda índole.
En cuanto al componente espiritual, hay que decir que los amarres son como mutilaciones cósmicas ya que con ellos se separa a la persona de su futuro, de las lecciones que debería aprender y se le redirige hacia un destino que no era el suyo. También el que amarra se estará apartando de su destino voluntariamente y sometiendo al amarrado para que abandone el suyo. El destino kármico no se cumplirá con las consecuencias que eso tendrá sobre la persona y sus descendientes.
Cómo se hacen los amarres
El procedimiento para realizar un amarre se puede dividir en tres partes. Antes de empezar con el amarre propiamente dicho, hay que hacer una limpieza espiritual y un endulzamiento a la persona que se quiere amarrar. La limpieza borrará impregnaciones negativas y suprimirá las influencias externas que hacen que el amarrado se aleje del que amarra. Con esto también se consigue adecuar el nivel de vibración energética y la armonía entre sus chacras. Sus efectos se empiezan a notar a partir de la primera semana.
Después, se le hace a la persona a amarrar una disminución de su energía. Además, se le provocan una serie de sensaciones y de sueños, que lo empujan hacia el que realiza el amarre. El La persona amarrada sentirá nostalgia por el que le realiza el amarre. Se sentirá desasosegado e inquieto si no puede estar con quien le hace el amarre. El amarrado empezaría a notarlo a partir de la segunda semana después de realizado el ritual.
Por último se hace una vinculación o sellamiento energético con el que se unen las energías de ambas partes. A partir de ese momento al amarrado le será muy difícil resistirse a la persona que hace el amarre. Este efecto se empezaría a notar a partir de la tercera semana tras realizarse el ritual.
Tipos de amarre
Existen muchos tipos de amarre, por un lado están los amarres de pareja rosas o blancos que se llevan a cabo cuando la persona que lo solicita siente un amor verdadero hacia la persona que desea retener. Estos amarres suelen ser de larga duración. Por otro lado están los amarres negros que suelen hacerse bajo sentimientos de despecho y venganza, y son los que más rápido se vuelven contra la persona que lo solicitó. Existen también los amarres de atracción que se hacen cuando alguien simpatiza con nosotros y deseamos que dé un paso más, para consolidar una relación amorosa. Si al cabo de un tiempo no surge el verdadero amor entre ambos, el amarre se disolverá sin consecuencias.
Los amarres sexuales, por su parte, lo que buscan es potenciar el poder sexual de los dos miembros de una pareja que suele decaer con el tiempo.
En magia blanca solamente están permitidos cuando se trata de parejas estables. Los amarres de exorcismo se realizan cuando en una pareja, uno de los miembros repentinamente se ve intensamente atraído por una persona malévola que le ha realizado un embrujo de amor con magia negra.
Los amarres contra la envidia y los celos son los que se utilizan si las parejas se ven acosadas por familiares o por supuestas amistades que en realidad intentan separarlos por medio de chismes y rivalidades.
Amarres temporales
Estos rituales reciben este nombre porque la persona que recurre a este tipo de ritual de amor tiene la potestad de ponerle fin a voluntad; este tipo de amarre temporal consigue que la persona interesada llegue a casarse o lleve una feliz relación por muchos años con el ser amado, sin la necesidad de deshacer el ritual. Pero también puede lograr el objetivo de tener al lado al ser amado, y pasado un tiempo darlo por terminado. Se desharía así el vínculo mágico con la persona a quién se lo realizó.
También es frecuente que muchos utilicen este tipo de ritual y posteriormente, satisfecho su objetivo de tener al lado al ser amado, opten por un ritual más permanente para sellar definitivamente su destino amoroso. El elemento destacado en este ritual es el uso de velas e inciensos. Por eso en algunos lugares se le llama «velar» al ser amado. Las velas y otros elementos mágicos crean un «cono de poder» energético que envuelve al ser amado y a la persona que le desea.
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